Fedesarrollo anticipó que este será un año retador en materia económica. Sin embargo, si el panorama local y global no presenta novedades significativas, se espera que la situación mejore en el segundo semestre.
Seguramente, te has preguntado qué pasará en el 2023 con el alza de los precios del mercado y las altas tasas de interés de los bancos. Para hacernos una idea de lo que ocurrirá en materia económica, entrevistamos al director de Análisis Macroeconómico y Sectorial de Fedesarrollo, César Pabón, quien nos contó las proyecciones y principales preocupaciones que tiene la entidad para este año. Te dejamos con sus respuestas.
- ¿Qué proyecta Fedesarrollo para la economía colombiana en este 2023?
Se espera que el crecimiento económico para este año sea de 1,5 %, lo que básicamente representa una desaceleración notable frente al 7,5 % del 2022 y el 11 % del 2021. Llevamos dos años con unos crecimientos muy altos y atípicos. Por eso, más que una desaceleración, nosotros destacamos que se trata de un ajuste macroeconómico que implica una estabilización de la economía.
Aunque nuestra proyección de 1,5 % se ve bajita en comparación con los años anteriores, si se compara con la región, realmente no es tan baja, solo que obedece al proceso natural de ajuste.
- ¿Cuál es el panorama respecto al incremento de precios?
Aunque vemos que el ritmo de la inflación se ha venido desacelerando, creemos que todavía falta que alcance su pico. Prevemos que ocurra en marzo. Entonces el aumento de precios, según nuestros pronósticos, llegaría hasta este mes y ya empezaría a descender. Sin embargo, no se podría determinar con exactitud a qué ritmo se reducirán los precios.
- ¿Qué le preocupa a Fedesarrollo del impacto de estas proyecciones en los ciudadanos?
Una preocupación nuestra en este marco de desaceleración económica es el desempleo. Es un tema prioritario porque lo cierto es que si a la economía le fue bien en 2021 y 2022, al desempleo no tanto, pues se mantiene por encima de los dos dígitos. Todavía no hemos logrado alcanzar los niveles que teníamos antes de la pandemia. Además, la inflación, atada al bajo crecimiento económico, tendrá un impacto negativo en el empleo de las personas y, por tanto, en los indicadores de pobreza.
Nosotros hemos hecho un llamado a la unión de esfuerzos del gobierno y el sector privado para que tomen medidas, como planes ambiciosos de infraestructura y empresariales, que generen mano de obra, porque sí vemos que toda esa coyuntura global y local terminará afectando principalmente a la persona de a pie, a los más vulnerables.
- ¿Cuáles son las recomendaciones frente a esa desaceleración?
Estamos en un momento en el que hay que ahorrar. Esta no es una época para endeudarse o contraer préstamos para temas que no sean indispensables. Además, tanto las nuevas deudas como las viejas han aumentado su costo por las tasas de interés, lo que también termina afectando la destinación de los salarios.
Mi recomendación es que, además de no gastar más de lo esencial, se evite caer en los gota a gota o préstamos ilegales. Muchas personas, al ver que el banco sube las tasas, deciden endeudarse de esta manera, pero creo que eso termina siendo más peligroso a mediano y largo plazo para los hogares.
Sin embargo, si se ven en la necesidad de contraer un crédito por alguna urgencia, lo más recomendable es acudir a personas cercanas o familiares que tengan mayores ingresos. Lo ideal es hacerlo por la vía formal y no en exceso porque la situación actual amerita ahorro.
- En medio de ese proceso de ajuste macroeconómico que mencionó en un comienzo, ¿se puede prever una mejora para algún momento del año?
Yo diría que para el segundo o tercer trimestre. También porque esos dos trimestres fueron los más positivos el año pasado. Incluso, nosotros manejamos las encuestas de opinión del consumidor, de empresarios, y nos han venido mostrando que este primer trimestre es de incertidumbre y desaceleración, pero si es bien manejado, yo pensaría que a finales del año podríamos estar teniendo mejores noticias.
Sin embargo, nosotros también somos dependientes de lo que pasa en el ámbito internacional. Las posibilidades de conectar cada vez más con mercados globales dan la ventaja de exportar a más sitios, pero también nos hacen más dependientes de otras coyunturas. Creo que hay que estar muy alertas. Estamos en una alta incertidumbre por los desbalances macroeconómicos globales.