Transformar la manera en la que administramos nuestro dinero requiere tiempo y esfuerzo. Para que esto suceda, hay una serie de pequeños hábitos que podemos aplicar en nuestro día a día y que, a largo plazo, pueden tener un verdadero impacto. ¡Te compartimos algunos de ellos!
- Crea un presupuesto
Tener tus finanzas organizadas te ayudará a saber cuánto dinero entra y sale de tu hogar. Para hacerlo, debes tener en cuenta tus ingresos netos, tus gastos fijos y tus hábitos de consumo. ¡Alinear tu presupuesto mensual con tus metas es el primer paso para conseguirlas!
- Ahorra dinero aunque no tengas un propósito claro
A veces es común pensar que ahorrar no está en nuestras posibilidades, pero hacerlo con consistencia, aunque sea en montos pequeños, puede tener un gran impacto en el futuro, aún cuando no tengas un objetivo específico para hacerlo. Puede ser muy útil en situaciones inesperadas, como en caso de perder tu empleo.
- Edúcate financieramente
Imagínate cuántos problemas financieros nos evitaríamos si desde pequeños nos enseñaran sobre temas como el ahorro, la inversión, las deudas o el uso correcto de las tarjetas de crédito. Es por esto que la educación financiera es fundamental y, por fortuna, son cada vez más los contenidos disponibles para aprender sobre ella.
- Crea un fondo de emergencia
Los gastos imprevistos pueden afectar considerablemente tu bienestar económico. Por esto, lo mejor que puedes hacer es estar preparado para ellos, creando un fondo exclusivo para eventos inesperados.
Lo ideal es que este colchón se destine para cubrir contratiempos como reparar tu carro o pagar gastos médicos urgentes, o que te ayude a solventar tus necesidades hasta por cuatro meses en caso de quedarte sin empleo.
Unos hábitos financieros saludables te ayudarán a cumplir tus metas y a llevar una vida de bienestar y tranquilidad.
- Prioriza las deudas
Cuando se tienen estas obligaciones, es importante priorizarlas sin importar su origen. Al recibir un dinero adicional, lo mejor es utilizarlo para amortizarlas. Recuerda que no cumplir con ellas en el tiempo pactado puede generar intereses por mora o gastos de cobranza —y otros conflictos legales— que pueden afectar tu estabilidad económica.
- Reduce los gastos hormiga
El café de la mañana, las suscripciones que pagas aunque no utilices o las comidas fuera de casa son algunas de esas compras que denominamos gastos hormiga, los cuales se refieren a aquellas pequeñas cosas que pensamos que no representan un gasto importante, pero que, al sumarlas, se convierten en una gran fuga de dinero.
Lo primero que debes hacer es identificarlos y determinar qué tanto se están llevando de tu presupuesto, ¡seguramente, esto llamará tu atención y te motivará a evitarlos!
- Aprende a establecer límites
De nada sirve que ahorres u organices tu dinero si no sabes establecer límites. Para esto, es importante que tengas claro cuáles son tus prioridades y que sepas decir no a compras que no puedas costear. Si algún gasto se sale de tu presupuesto, evítalo… En el futuro lo agradecerás.
- Invierte y busca oportunidades para tener más ingresos
Si tienes como objetivo hacer crecer tu dinero, la inversión es una opción que debes considerar. Puedes hacer que tus ahorros generen ingresos por medio de los diferentes planes que hay en el mercado, como CDT, fondos de inversiones o bienes raíces, además de ideas de negocios que te permitan a ti o a tu familia recibir dinero. Eso sí: antes de tomar alguna decisión, es importante que te asegures de informarte conscientemente.
- Cuestiona tu relación con el dinero
En algunos casos, los malos hábitos financieros tienen una relación directa con nuestras emociones. Solo cuando empiezas a entender cómo tus creencias y las situaciones que vives influyen en tus hábitos de consumo, puedes transformar tu relación con el dinero y desarrollar estrategias en las que lo emocional no te juegue en contra.
- Piensa y planea a futuro
La mejor manera de mantener el control y administrar el dinero de manera consciente es teniendo como guía un objetivo mayor. Las metas a largo plazo, como la educación de los hijos, la vivienda, un negocio familiar, la jubilación o un viaje, son grandes aliados de un buen comportamiento financiero.
Transformar los sueños en objetivos se convierte en la principal motivación para poner todo el esfuerzo en mejorar nuestros hábitos económicos.