Ingresos pasivos: una recompensa a la paciencia y la dedicación

Los ingresos pasivos pueden ser de gran ayuda al llegar a la jubilación, ya sea para gastos repentinos o para cultivar una afición. Aquí te los explicamos y te contamos sobre algunos.

Es el último día de trabajo de Jimena como bibliotecaria, pues ha alcanzado su edad de jubilación y se dedicará a descansar. Con lo que recibirá de su fondo de pensión podrá mantener las comodidades con las que ha contado todos estos años. 

Ahora, Jimena quiere dedicarse a viajar en su tiempo libre, pero solo con su pensión no sería posible. Es por esto que desde años antes buscó maneras de generar ganancias extras para así tener asegurados sus gastos convencionales y su plan de viajes.

Después de asesorarse, aprendió sobre los ingresos pasivos, una manera de recibir dinero sin tener que hacer un esfuerzo o un trabajo muy significativo o constante. 

[Pie de foto 1: Jimena podrá disfrutar de su jubilación con la tranquilidad de tener seguridad financiera]

Cuál es la diferencia entre los ingresos activos y los pasivos

Los ingresos activos son aquellos que se obtienen a través de algún trabajo realizado: el mejor ejemplo es el salario que recibe un trabajador. En cambio, los pasivos son el dinero que se percibe sin hacer una labor constante o del día a día. 

Eso sí, los ingresos pasivos no son sinónimo de dinero fácil: es necesario poseer un bien o un capital del que se puedan obtener regalías o intereses. Tampoco son ganancias que lleguen de inmediato, sino que sus resultados se ven a mediano y a largo plazo. 

Los ingresos pasivos son una fuente de recursos útiles para no depender únicamente del salario o la pensión o para encargarse de gastos inesperados

¿Qué tipo de ingresos pasivos existen?

Hay gran variedad de ingresos pasivos, por lo que es importante buscar asesoría para encontrar los que mejor se ajusten a nuestras condiciones y necesidades.

Invertir en productos financieros: uno de los más tradicionales son los fondos de inversión. Depositas dinero en una cuenta por un tiempo determinado y, cumplido el plazo, el banco te lo devolverá más los intereses pactados. Un ejemplo son los certificados de depósito a término fijo (CDT), con los que recibes intereses por un dinero que no puedes manipular durante la duración del depósito. 

Alquilar tu propiedad: pon en renta un inmueble que poseas, como una casa, apartamento, oficina, bodega o garaje. Así, cada mes recibirás el pago de tu inquilino. 

Crear contenidos digitales: gracias al auge de las redes sociales y sitios webs especializados, puedes publicar contenidos de valor, como videos, fotografías o textos, que las personas estarán dispuestas a pagar. La ventaja de estas publicaciones es que solo debes crearlas una vez y quedarán disponibles para que las personas las compren cuando las necesiten. Por ejemplo, cursos online sobre algún conocimiento que tengas, e-books con información útil o diseños para bancos de imágenes. 

Otra ventaja de los ingresos pasivos es que, generalmente, solo dependen de nosotros, por lo que tenemos completa autonomía

El dinero no cae del cielo

Si miramos el caso de Jimena, ella optó por abrir un CDT y además escribir un e-book sobre literatura universal. Para hacer la inversión, tuvo que trabajar duro para ahorrar el dinero que depositó y, para el e-book, tuvo que sentarse varias semanas a escribir el texto y a encontrar las plataformas virtuales que le fueran más útiles para ponerlo a la venta. 

Al igual que con cualquier otra decisión financiera, es necesario que nos tomemos el tiempo para revisar qué tipo de ingresos pasivos nos son más convenientes. Así, podremos estar tranquilos de que nuestros recursos no correrán riesgos. 

[Pie de foto 2: Jimena tuvo que esforzarse para escribir su e-book, pero ahora recibirá regalías cada vez que alguien lo compre.]

¿Por qué son importantes para nuestra jubilación?

Imaginemos que, después de llegar de un viaje, la nevera de Jimena sufre un cortocircuito. No puede utilizar el dinero de su pensión para pagar el arreglo porque con eso paga sus gastos fijos y buena parte de sus ahorros se fueron en el viaje. Pero podrá utilizar sus ingresos pasivos para la reparación de la nevera. 

Ese es el gran beneficio de estos ingresos: son una fuente extra de recursos que hace que, primero, no dependamos de nuestro trabajo para afrontar situaciones inesperadas y, segundo, tengamos una mayor estabilidad económica y seguridad financiera. 

Jimena podrá disfrutar de su jubilación con las mismas comodidades de cuando trabajaba, podrá utilizar su tiempo libre para viajar y, además, tendrá un flujo constante de dinero, ajeno a la pensión, que podrá utilizar para ahorros, emergencias o en lo que ella quiera. Todo esto porque tomó la decisión de pensar en su bienestar económico.