Parque de la Conservación, donde se unen las segundas oportunidades y la educación ambiental

Cuando el mono aúlla y los niños se sorprenden, o cuando el cóndor abre sus alas y los adultos lo admiran, nacen las historias del Parque de la Conservación, un lugar que promueve la conciencia ambiental y protege la biodiversidad con sus programas de sostenibilidad y apropiación social del conocimiento. ¡Te contamos más!

Hace dos años el Zoológico Santa Fe, de Medellín, se convirtió en el Parque de la Conservación. Con este cambio se busca promover la restauración de los ecosistemas, aportar al bienestar animal, acompañar a las comunidades y crear más espacios de sensibilización.

El parque está ubicado en la Avenida Guayabal, al lado del Parque Guayabal de Comfenalco Antioquia, y es un pequeño pulmón verde en medio de la urbe. Sus árboles, plantas y flores son un refugio para las aves migratorias, los insectos y la fauna silvestre que fue traficada ilegalmente en el país.

 Segundas oportunidades que cuidan la fauna silvestre

La gran mayoría de especies silvestres llegan al parque después de ser rescatadas del tráfico ilegal, la cacería o la destrucción del bosque por las autoridades ambientales. Si los animales no pueden retornar a su hábitat natural, por su estado crítico de salud o su domesticación, este lugar les brinda una segunda oportunidad.

En su nuevo hogar, son cuidados y reciben acompañamiento continuo de biólogos, nutricionistas que les elaboran una dieta especial, y expertos en comportamiento de fauna silvestre. Además, en la clínica veterinaria son atendidas las heridas y enfermedades que les dejó el maltrato animal.

Para fortalecer el acompañamiento, el Parque de la Conservación tiene espacios adaptados al hábitat de las diferentes especies para que se desarrollen como lo harían en su entorno natural. Actualmente, alberga aves, mamíferos, reptiles, anfibios y animales no vertebrados de Colombia, África, Oceanía y Asia.

Por otro lado, tiene programas de rehabilitación que favorecen la reproducción de especies en riesgo de extinción, como el mono aullador o la guacamaya verde limón. Cuando los animales crecen, se encuentran saludables y pueden defenderse por su cuenta, son regresados a su hábitat natural para que mantengan el equilibrio de su ecosistema.

Educación ambiental: acciones colectivas que dejan huella 

Según la Convención sobre el Comercio Internacional de Especies Amenazadas de Fauna y Flora Silvestres (Cites), cada año son traficados alrededor de treinta mil mamíferos y cinco millones de aves, especialmente en los países con más diversidad biológica como Colombia o Ecuador. Para combatir esta alarmante realidad, el Parque de la Conservación propicia escenarios de reflexión, formación y divulgación científica.

Por eso su apuesta educativa busca concientizar a los visitantes a través de los promotores pedagógicos, el club científico para niños y los talleres con expertos ambientales. Por ejemplo, en los recorridos guiados, las personas conocen la historia de cada animal, se involucran en acciones cotidianas de conservación y aprenden sobre la fauna local.

Jorge Eduardo Londoño, director de comunicaciones del Parque de la Conservación, afirma que “buscamos que estas experiencias impacten significativamente a las personas para que no tomen decisiones que puedan afectar nuestra flora y fauna. Es así como se pueden modificar las conductas y prácticas nocivas que perjudican el medio ambiente”.

De esta manera, el parque protege la fauna silvestre mientras hace pedagogía ambiental para construir una sociedad más responsable. ¡No te pierdas de esta experiencia de turismo sostenible que escribe nuevas historias de conservación para convivir en armonía con la biodiversidad de nuestro país!

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REPORTAJE FOTOGRÁFICO

Créditos: Parque de la Conservación. 

Él es Kojú, el oso de anteojos que fue rescatado por una autoridad ambiental y llevado al Parque de la Conservación. En su hábitat natural, estos osos son los protectores del bosque y de las aguas, del equilibrio ecológico. Pueden medir hasta dos metros de alto y vivir cerca del mar o en un páramo.
En el lago artificial habitan los flamencos que llegaron en los años 90 al parque y recibieron refugio después de ser víctimas del tráfico animal que los volvía aves decorativas. Desde entonces, la especie se ha reproducido y vive con tranquilidad junto con otras especies como el cóndor de los Andes o el rey de los gallinazos.
El niño está observando con un microscopio diferentes microorganismos en una actividad de investigación del Club Científico.
El intérprete ambiental brinda una charla de sostenibilidad a los estudiantes que visitan el parque. Después, los llevará por un recorrido guiado para que conozcan los diferentes ecosistemas y la historia de los animales que viven en cada uno.
Los veterinarios le hacen una biometría a la tortuga morrocoy para revisar su estado de salud y supervisar su crecimiento. Con el fin de proteger la fauna silvestre, el parque también elabora dietas especializadas, realiza monitoreos clínicos y supervisa el comportamiento animal.
Ella es la primera felina albina de Colombia, vive en el Parque desde el 2021 y aún no se sabe cuál es su verdadera especie. A pesar de que es ciega, le han enseñado a cazar y tiene un espacio adaptado a su condición con objetos bajos y lagos poco profundos.

Fuentes: