El Río Melcocho es un paraíso que recuerda cómo eran los bosques antes de la intervención humana. ¿Te animas a admirar su hermoso paisaje y a aprender su cuidado?
No falta mucho para que salga el sol y ya estás en la Terminal del Norte, en Medellín, listo para montarte al bus que te llevará hacia Cocorná, la primera parada para llegar al río. Tres horas después, te bajas y buscas a tu guía y al carro que te conducirá a la vereda El Retiro.
Mientras avanzas, por las ventanas aprecias cascadas y caminos forestales que parecieran prepararte para la solemne impresión que te causará el Melcocho. Pasan cuarenta minutos y el carro se detiene. Encuentras una carretera destapada, una tiendita, unos corrales con mulas para alquilar y un pequeño letrero de madera con una frase que te da la bienvenida: “En todo paseo con la naturaleza, uno recibe mucho más de lo que busca”.
Te adentras en la carretera y esta pronto se convierte en un camino de herradura. Si no fuera por los zapatos de suela gruesa que llevas, ¡tus pies quedarían atrapados en el pantano! Tras dos horas de caminata, se presenta ante ti un río de fondo pedregoso y aguas cristalinas, rodeado por altos árboles de hojas oscuras que, en un baile con la luz natural y el reflejo del agua, hacen que este adquiera un tono verde azul.
Destacado: “En todo paseo con la naturaleza, uno recibe mucho más de lo que busca”
El viaje de un río
Cuando estés haciendo tu recorrido hacia Melcocho, él estará haciendo el suyo. Su nacimiento está en la vereda El Porvenir, en El Carmen de Viboral; pasa por la vereda La Cristalina y luego llega a Cocorná, donde tú te encontrarás con él. El río sigue su viaje hasta llegar al punto Los Encuentros, donde se une al río Santo Domingo. Para ese entonces, habrá recorrido 20 kilómetros. Luego, el Santo Domingo y el Samaná se unen para llegar hasta el Magdalena.
Hacerse uno con la naturaleza
Llegar a Melcocho es sentir la invitación de la naturaleza para que te adentres en ella, para tocar la tierra y las hojas, escuchar las aves cantar y sentir el agua fría recorrer el cuerpo al sumergirse en el río.
Disfrutas de todas las actividades que te ofrece este paraíso escondido: te tiras desde los puentes al agua, te asoleas en las grandes rocas asentadas en la orilla, te sumerges en el río y haces senderismo para admirar el bosque.
Cuando es hora de regresar a Medellín, sientes que has cambiado. Como te dijo aquel letrero de la entrada, el Melcocho te permitió ver la vida de una forma diferente, recordándote que la naturaleza no es tuya, sino que tú haces parte de ella.
Destacado: Llegar a Melcocho es sentir la invitación de la naturaleza para que te adentres en ella.
Un pacto con el medioambiente
Visitar el río Melcocho es asumir un compromiso de cuidado y respeto. Los habitantes de la zona se han esforzado por proteger los recursos naturales, así que llevas una bolsa para guardar la basura y no dejarla allí.Si escuchas música, lo haces con audífonos para no perturbar a los animales de la zona, y sabes que no puedes llevarte a casa vegetación u otras formas de vida que encuentres en la zona, ya que puede tener consecuencias legales.
Tu viaje ha sido maravilloso y has recibido todo lo que la naturaleza tiene por ofrecerte.
Destacado: Visitar el río Melcocho es asumir un compromiso de cuidado y respeto.
Fuentes:
Ana María Velásquez,viajera y visitante del río Melcocho.
Diario Oriente, medio digital: www.diarioriente.com
Portal turístico del Oriente antioqueño: www.orienteantioqueño.com
Wolfar Trips.