La productividad tiene forma de tomate

La productividad tiene forma de tomate

Concentrarte, realizar mejor tus actividades y aumentar tu productividad es posible gracias a la técnica Pomodoro. En este artículo conocerás su origen, para qué sirve y cómo poder implementarla. 

Enfrentarte a tus labores diarias puede ser complejo algunas veces, pues te llenas de pendientes que no sabes cómo priorizar para llevarlos a cabo de manera oportuna. Esto sumado a las diferentes distracciones que encuentras en el camino: llamadas, reuniones o algún mensaje de chat. 

También hay que ser claros en que algunas de las tareas diarias requieren alta concentración y lograrlas puede ser cada vez más difícil. Es por ese motivo que en los años ochenta nació la técnica Pomodoro

Sí, Pomodoro. ¡Y no hablamos de una salsa para echarle a la pasta!

Pomodoro quiere decir tomate en italiano, y era la forma que tenía el temporizador de cocina en el que se basó su creador, Francesco Cirillo, al inventarse el método que le sirvió para estudiar en la universidad y que hoy es aplicado en todo el mundo con el fin de aumentar la productividad en algunas áreas. 

¿De qué se trata?

En el libro La Técnica Pomodoro, Francesco Cirilo habla de que el cuerpo y el cerebro tienen momentos de alta concentración y otros en los que requieren descanso, por eso esta técnica se adapta muy bien a ellos, pues exige 25 minutos de concentración en el proceso específico que estés realizando y 5 minutos de descanso. A ese intervalo de tiempo se le llama “pomodoro”. 

Y aunque sería genial trabajar todo el día a este ritmo, luego de cuatro ciclos, tu cuerpo y tu cabeza empiezan a sentir cansancio, por lo que será necesario un receso mayor (de 15 a 30 minutos). Así te distraes, recargas energía y puedes volver a empezar. 

¿Cómo ayuda la técnica Pomodoro a tu productividad? 

El empresario Chris Winfield fue uno de los primeros en usarla para mejorar su productividad en el trabajo y administrar mejor su tiempo. Esta le permitió bajar sus jornadas de 60 horas semanales a 16.7. Desde ahí, se convirtió en uno de los grandes divulgadores a través de conferencias, entradas en su blog, en su libro How to get 40 hours of work done in 16.7 y mucho más. 

La técnica ha demostrado que si te concentras durante periodos de tiempo específicos, tu nivel de trabajo aumenta y te permite lograr las actividades que te propongas, sumado a que los cortos momentos de descanso hacen que te desconectes de lo que estás haciendo durante un momento y puedas volver a retomar con ideas más frescas. 

Como cada pomodoro tiene una acción realizable, vas a sentir la satisfacción de que lograste algo, lo cual va a hacer que celebres pequeños triunfos cada 25 minutos, recompensados con un descanso, un café u otra distracción corta. 

Así vas a tener actividades listas al finalizar el día, evaluarás qué hiciste bien en tu trabajo y tu cuerpo y mente te lo agradecerán. 

¿Cómo implementar la técnica Pomodoro en el día a día?

En artículos realizados por Trello y el Instituto Europeo de Posgrados se explica la técnica en cuatro simples pasos: 

  1. Haz una lista de tareas realizables para el día. 

Esto te permitirá enfocarte, conocer tus pendientes y definir prioridades. Puedes ponerle colores, incluso, para agruparlos. Cada tarea va a significar un pomodoro. 

  1. Desconéctate del entorno. 

Durante cada intervalo de tiempo, procura quitar lo que te pueda distraer: apaga las notificaciones del celular, usa el modo “No molestar” en Teams o Google Chat, o crea un cartel que le diga a tu equipo que necesitas concentración. 

  1. Cronometra el tiempo. 

El tiempo en esta técnica es necesario. Así que debes cronometrar muy bien: son 25 minutos de concentración y 5 minutos de descanso

  1. Valora la pausa.

Cada 25 minutos va a sonar la alarma para detenerte y debes hacerlo. Así, el cerebro va a sentir que descansa. Usa los 5 minutos de descanso úsalos para mirar por la ventana, servirte un café, conversar con alguien. No te ocupes en otra cosa, porque te fatigarás más. 

Ten en cuenta que cada cuatro pomodoros, el descanso debe ser más largo, de 15 a 30 minutos. Ahí puedes salir a caminar, compartir con tu familia o tu equipo de trabajo,  algo que te permita cambiar el chip de lo que estabas haciendo. De esta manera, el cuerpo va a agradecer la técnica, la va a interiorizar y luego no vas a necesitar del cronómetro para hacerla. 

Implementar esta técnica en tu día a día puede ser una manera de transformar tus hábitos laborales, optimizar el tiempo y fortalecer tu concentración. Prúebala, iniciando con un solo ciclo de cuatro pomodoros al día y descubre la manera perfecta en la que puedes realizar tus procesos con conciencia y calidad. 

Fuentes: